Toda la ciudad se ha convertido en un gran botadero de aguas servidas, cualquier calle de nuestras comunidades se trasforma en un rio aguas negras, ante la inacción de los entes responsables, quienes parecen no transitar por estas vías de la ciudad.
Problemas crónicos que nunca han sido debidamente atendidos, como el caso de la Calle Caracas en la Parroquia Catedral, van siendo heredado de un alcalde al otro sin que ninguno logre dar solución real a un espacio de la ciudad que se perdió por completo.
Toda la zona comercial de esa mencionada calle, se vino abajo debido a lo intransitable y apestoso del lugar, una imagen inconcebible en estos tiempos, pero que para muchos bolivarenses es su día a día, y ellos los más humiles, los de a pie, son los que tienen que sortear los ríos de aguas negras.

Igualmente sucede en muchos sectores de nuestra ciudad, como frente a la UDO en La Sabanita, demostrando que más que un caso puntual, estamos sometidos a una política de desatención y abandono de los sistemas y tuberías de desagüe de la ciudad; esto se observa claramente por la formación de un “Ecosistema selvático” alrededor de los grandes botes de agua además de como se deteriora la capa asfáltica por los efectos de las aguas residuales, generando más problemas y más costos de reparación y asfaltado.

De una parroquia a otra encontramos la misma problemática; en la Parroquia Vta. Hermosa por ejemplo, donde las denuncias de los botes de aguas servidas y limpias han dado oportunidad hasta para colgar en redes sociales, videos “jocosos” usando los enormes huecos de “Jacuzzi Urbano” en un caso, o el de un “Hueco Rally” en la denuncia de los 7 botes de la Av. Naiguatá del sector Virgen del Valle.

Podríamos llenar varios artículos colocando imágenes y citando botes de agua en toda la ciudad, son muchas las zonas afectadas, debería implementarse un plan integral de atención y solución a este problema que afecta directamente a los más humildes, a los a que andan a pie, los que usan perreras y autobuses, gente humilde que prefiere pasar descalza por los ríos de aguas negras arriesgándose a contaminarse, contagiarse con enfermedades cutáneas u hongos, para no dañar los zapatos porque no tiene otro par, y sin ellos no puede ir a trabajar, como nos mencionaba un transeúnte.
(JRO)